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Éste de hoy es el artículo número 75 de esta serie ignorante sobre música clásica, serie que comencé a escribir hace ya casi diez años. Muchos de los grandes compositores han pasado por estas páginas, o mejor dicho, han sido destripados en estas páginas, que sin embargo siempre han contado con el apoyo de vosotros, queridos lectores de El Cedazo. Beethoven, Bach, Tchaikowsky, Mahler, Shostakovich, Vivaldi, Mendelssohn, Mozart, Wagner, Rodrigo, Debussy, Camilo, Gorecki… autores de todas las épocas y de casi todos los estilos.[1] Y obras de todos los géneros; desde el gran oratorio coral, como lo es la Pasión según San Mateo al Réquiem contemporáneo, el de Goodall; desde la sonata de piano clásica hasta un gran concierto moderno para piano y orquesta; desde el concierto barroco hasta la música más contemporánea, obras de una gran brillantez y otras reflexivas hasta la congoja… y muchas, muchas obras sinfónicas.
Obras de Tchaikowsky han aparecido ya por dos veces en esta serie musical tan ignorante, hace ya un montón de tiempo: su maravilloso Concierto para Violín y Orquesta y la Obertura Festival 1812. Artículo este último que proponía la visualización de un video (en realidad de dos videos, partidos de aquella manera) que, a pesar de no ser gran cosa, fue retirado de youtube debido a “flagrante violación de los derechos de autor” o algo así. ¿Violación de los derechos del autor, cuando el autor falleció en 1893, y sin descendencia…? No sé, pero yo creo que habría que revisar en serio esto de los derechos de autor, para que los creadores de verdad puedan cobrar lo que es justo por su trabajo, pero que evite situaciones ridículas como que una obra de un compositor muerto hace ciento y pico años, en una grabación de hace treinta años, siga devengando derechos de autor… ¿Qué autor?, me pregunto.
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Tras la última entrada dedicada a uno de los dos mejores conciertos de violín del repertorio, al menos al gusto de este ignorante parlanchín (el Concierto de Mendelssohn), hoy le toca el turno al otro de esos dos superconciertos de violín, el del genial Piotr Ilich Tchaikowsky. Cuál es mejor o peor, yo no lo sé: ambos son impresionantes, sobrecogedores. Y curiosamente, ni Mendelssohn ni Tchaikowsky eran en absoluto conocedores de este instrumento, bueno, sí que lo conocían como todo buen músico lo hace, pero no eran violinistas, no sabían tocar el violín. Y ambos compusieron sólo un concierto para violín en toda su vida, por eso no hablo del concierto número 1 de Tchaikowsky… Es curioso cómo la historia se repite a veces.
Varias veces he comentado en esta ya larga serie musical obras del gran compositor ruso Piotr Ilich Tchaikowsky; de hecho resulta que, junto con Beethoven, es el compositor al que más artículos he dedicado: tres, y con éste de hoy, cuatro. El primero, dedicado a su Obertura Festival 1812, luego, a su maravilloso Concierto para Violín y Orquesta y, por fin, a su Concierto para Piano y Orquesta número 2. Por cierto, preferí comentar este segundo concierto de piano antes que el famosísimo primer concierto precisamente por lo famoso que éste último es, para así daros a conocer este precioso segundo concierto, un tanto oscurecido injustamente por su deslumbrante hermano mayor.
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